¿Sería azar?
El azar… ¿Cuántas cosas en la vida de una persona pueden ocurrir por esta circunstancia, alguna vez se lo ha preguntado?, ¿recuerda aquella vez que le salió doble premio en la caja de cereal, o aquella en que un billete posaba sobre la acera de la calle esperando gentilmente a ser recogido? , esos son tan solo unos de los ejemplos sobre los cuales el azar ha influido en su vida… pero sólo son los ejemplos pequeños…
Así como los hay pequeños, también los hay grandes, grandes ejemplos, si retrocede algo en la historia puede encontrar azares algo más grandes, como el descubrimiento de América, el descubrimiento de la penicilina, o el de la electricidad sólo para nombrar unos cuantos. Sin embargo estos ejemplos se le antojan algo efímeros, además, seguramente no conocerá mucho sobre estas cosas. Hay que aterrizarlos a la realidad, SU realidad, la realidad de barro en los zapatos y lluvia en la cabeza, la realidad de la vida ordinaria de la cual precede.
Usted trabajaba en los verdes campos de su pueblo, era un hombre como cualquier otro personaje promedio, quien se ganaba la vida de manera rutinaria para sobrevivir y alimentar a su esposa y sus 2 hijos. Como buen personaje promedio de pueblo nunca terminó sus estudios secundarios, había que trabajar y “salir adelante” como le recordaba su madre todos los días al salir de casa al amanecer; trabajaba como jornalero arrancando maleza de campos que fueron cultivados con verduras, luego éstas leguminosas fueron cosechadas por sus propias manos y luego las vendía en algún mercado de la capital, para final y desdichadamente entregar el dinero a su patrón, porque como buen personaje promedio tenía un patrón quien era el que le pagaba una miseria por hacer todo esos menesteres y arrebatarle lo que nunca fue suyo.
Maldecía su suerte, el maldito azar había hecho que ese jefe suyo bigotudo y grasoso fuera el hombre del que dependía usted y su familia, se preguntaba que tenía aquella bola de manteca que usted no pudiera tener, definitivamente cuando usted se veía al espejo se reflejaba un hombre que estaba en buena forma debido a todos los trabajos y ejercicios que tuvo que hacer durante su infancia, juventud y adultez, y además creía en el azar. Como era un personaje promedio creyente del azar, realizaba lo que le ocurría a todas estas personas, compraba la lotería en el puesto de venta de su pueblo, la compraba con el dinero de la leche y el pan, finalmente ¿no era mejor perder una botella de leche y 4 panes con la esperanza de cambiar su forma de vida para siempre? -Oh amigo mío que pensamiento tan desafortunado- como buen personaje promedio, nunca ganó la lotería.
-Yo lo observaba desde hacía ya tiempo, veía cómo se gastaba su infortunada vida comprando tiquetes de lotería, comprando sueños quebrados, comprando posibilidades que no ocurrían, ¡ah!, ¿por qué lo observaba?, ¡Jajaja! – rió el hombre de la gabardina negra y mirada misteriosa -en mi oficio, amigo mío, hay que observar… observar las presas fáciles, los personajes promedios, aquellos que nunca ganarán la lotería, que no cumplirán sus metas, que llorarán en su lecho de muerte por tomar conciencia de lo poca cosa que fue su vida, y que no pudieron hacer nada por cambiarla a pesar de los esfuerzos y largas jornadas de trabajo.
- No, amigo mío, el azar no existe. Soy Gabriel. Y está a punto de venderme su alma-. La sonrisa atravesaba su cara como si hubiera sido hecha con un sable, una herida con sangre blanca que iba en aumento mientras el desdichado hombre firmaba el papel.
Colectivo
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"La cuestión surge cuando pensamos en la cantidad de random en nuestras vidas para llegar a este punto en el espacio. Tal ha sido su invasión que he llegado a creer que no por random hemos llegado hablar de lo random que puede ser Random."
Un buen cuento, inteligente y entretenido.
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